El post de hoy toca un tema del que todos hablan pero pocos emprendedores saben a ciencia cierta cómo aplicarlo: el marketing de contenidos. En este blog vamos a sacarle los aires de diva a esta teoría marketinera y ponerla sobre la mesa para que cualquier emprendedor pueda hacer uso de ella. Va.
– El cambio de paradigma que proponen las redes sociales dejando atrás la comunicación unidireccional, donde las marcas hablaban y el público recibía el mensaje, para pasar a una comunicación bidireccional, donde el público quiere participar, opinar e interactuar con esas marcas.
Si manejan la comunicación de sus propios proyectos, ya habrán notado que resulta muy difícil crear interacción en las redes sociales si sólo posteamos información de nuestros productos o servicios. Y acá es precisamente donde debemos apoyarnos en el marketing de contenidos, ya que nos va a permitir crear mensajes que entretengan, emocionen o despierten el interés de nuestros posibles clientes y terminen vinculándolos con nuestra marca.
Pero, ¿qué tipo de contenidos debería publicar mi marca? Para responder esto deberíamos pensar en:
– El estilo de vida y la personalidad de mi marca: si bien la idea del marketing de contenidos es no promocionar de manera directa nuestros productos, todo lo que publique mi marca tiene que tener relación con su esencia, con lo que quiero comunicar.
– Los intereses de mi público objetivo: en el post anterior, definimos nuestro cliente ideal. Toda esa información nos tiene que ayudar a pensar qué temas pueden interesarle a mi comunidad. Por ejemplo, si mis productos son artesanales, probablemente mi comunidad esté interesada en temas relacionados con las manualidades (el famoso DIY), el reciclado, la intervención de objetos, etc. En cambio, si mi marca apunta a un público más fashion, quizás le interesen las nuevas tendencias, las fotos de las red carpets, los desfiles de grandes diseñadores a nivel mundial.
¿Y si mi marca les acercara este tipo de contenidos? ¿No generaría un vínculo más fuerte con esa comunidad? ¿No lograría mayor interacción, y por ende mayor alcance, en mis redes sociales? ¿No aumentaría la visibilidad de mi marca? Esto es, señores y señoras, marketing de contenidos.
Entonces, ¿cómo empezamos a incluir el marketing de contenidos en nuestra comunicación? Vamos a numerar los posibles pasos para no perdernos:
1- Si todavía no lo hicimos, empecemos por definir nuestro público y sus intereses, hagamos un listado de esos temas que pueden atraerlo, entretenerlo, divertirlo, emocionarlo.
2- Pensemos qué temas pueden formar parte del discurso de mi marca aportándole nuevas aristas, enriqueciendo su comunicación. Hagamos otro listado.
3- Seguramente esos dos listados se unan en algunos puntos. Esos van a ser nuestros contenidos.
4- Definamos dónde vamos a publicar estos contenidos: ¿Un blog? ¿Redes sociales? Esta decisión dependerá de nuestro tiempo, nuestros conocimientos y nuestros objetivos.
5- ¿Dónde busco el contenido? Hay dos caminos: hacer contenido propio (sentarnos a redactar, a sacar fotos, etc.) o compartir contenido ya existente. El primero requiere de más tiempo, pero seguramente nos permita mostrar la marca tal como queremos hacerlo. El segundo es más fácil y rápido, pero no tenemos que olvidarnos que todo lo que compartamos tiene que tener relación con nuestra marca, así que hay que buscar contenido apropiado (y citar la fuente!). Seguramente nuestra estrategia de contenidos sea un mix de producción propia y ya existente.
6- Medir! Una vez que empecemos a publicar contenido, deberíamos sondear cuál resultó más interesante para mi público, así vamos aceitando nuestra estrategia. Esto podemos hacerlo revisando las estadísticas de nuestro blog, chequeando la cantidad de visitas por entrada, la interacción que genera cada post en Facebook, etc.