Todos los días, gracias a este lindo trabajo que elegí hace unos años, conozco gente que quiere trabajar y vivir de lo que le gusta, sin pasarle por arriba a nadie y confiando en la cooperación con una forma de crecimiento colectivo. Comparto con esas personas, y con todes les que respetan el trabajo propio y ajeno, estas palabras del querido William Morris, pronunciadas en una conferencia en 1884, pero increíblemente vigentes:
El título de estas páginas puede chocar a alguno de mis lectores y parecerle extraño. La mayoría de la gente opina hoy que todo trabajo es útil, y la mayoría de la gente acomodada que todo trabajo es deseable. Casi todo el mundo, acomodado o no, cree que, aun cuando un hombre realice un trabajo en apariencia inútil, por ese medio se gana la vida: está «empleado», como normalmente se dice, y la mayor parte de los que disfrutan de una posición acomodada celebra al trabajador contento con felicitaciones y elogios, con tal de que sea lo bastante «industrioso» como para privarse de todo placer y de toda fiesta en aras de la sagrada causa del trabajo. Resumiendo, ha llegado a convertirse en artículo de fe para la moralidad moderna que todo trabajo es, en sí mismo, bueno, creencia muy oportuna para los que viven del trabajo de los demás. Pero a aquellos que trabajan para otros les recomiendo no fiarse y estudiar la cuestión con un poco más de detenimiento.
¡Feliz día trabajadores!
¡Hasta la próxima!