Este post surge de la pregunta que suelo hacerme al arrancar el segundo semestre del año: qué cosas de mi trabajo me entusiasman, me mantienen en movimiento y sobre todo me obligan a buscar nuevas formas de generar más ideas. Con esta pregunta en la cabeza me puse a investigar sobre la creatividad, característica decisiva para quienes somos emprendedores o trabajamos generando contenido.
Y en esa investigación caí en el libro ¿Testigos o protagonistas? (más que recomendable!) donde encontré un ejercicio piola que adapté para que, ustedes emprendedores, tengan más herramientas a la hora de hablar de sus marcas. Y va a modo de desafío. ¿Se copan? Vamos.
Cuando nos sentamos a pensar la comunicación de nuestras marcas, a contar a qué nos dedicamos, a redactar las secciones de nuestra web, un post en nuestras redes, después de un tiempo suele pasarnos que sentimos que repetimos, porque armamos nuestro propio speech para agilizar las cosas y una vez que lo tenemos aceitado nos encontramos usando siempre las mismas palabras, y nos empezamos a aburrir. O lo que es peor, empezamos a aburrir a nuestrxs lectores. Entonces, ¿cómo hacemos para salir de ese discurso que ya tenemos armado? ¿Dónde encontramos nuevos matices para contar de qué se trata nuestro proyecto? Bien, de eso se trata este desafío. Agarren lápiz y papel.
Consta de poner en vertical el nombre de nuestro emprendimiento (si llega a ser muy cortito pueden agregar el negocio al que se dedican, por ejemplo «Pupi Indumentaria para mascotas» como para ponerle pimienta al asunto). El segundo paso es usar cada una de las letras que forman el nombre de nuestro proyecto para escribir una palabra o frase que tenga que ver con él: desde nuestros productos o servicios hasta su personalidad, su esencia como marca.
¿Para qué sirve? Para salir de las palabras que usamos de manera casi automática, para encontrarle nuevas posibles vetas a nuestro proyecto, pero sobre todo para estimular nuestra creatividad. Debo reconocer que me costó bastante, no salió rápido como pensaba (y claro, salir del molde cuesta) pero lo que más me sorprendió es que el resultado no sólo tenía que ver con mi marca y mi negocio, sino que hablaba mucho de mis deseos, de mis proyectos a futuro. Así que me prometí prestarle atención a eso que escribí, me dio la sensación de que podía tomarlo como pauta para avanzar. Ojalá les pase lo mismo a ustedes. Acá comparto mi esquema:
¿Y por qué este ejercicio estimula nuestra creatividad? Cito un párrafo del libro:
«Aunque esta manera de organizar la información enfatiza el uso del hemisferio derecho (el lado receptor y generador de ideas creativas de nuestro cerebro), el cuadro final no se podría lograr sin la intervención del hemisferio izquierdo (el que está ligado con el pensamiento racional y la mirada analítica). O sea que, se combina el uso de ambos al ejercitar la asociación y la imaginación imponiéndoles ciertos límites – las ideas deben respetar un marco conceptual – (en este caso, el de nuestra marca).
El libro también propone un par de reglas básicas:
«…no cerrarse de antemano a nada, abrirse, recibir lo desconocido, aceptarlo y, finalmente, elegir lo más apropiado. Apertura, flexibilidad y disposición al aprendizaje son actitudes que ayudan a disipar y sostener el proceso creativo.»
Ahora sí, el desafío es que apliquen este ejercicio creativo a sus propias marcas. Y lo lindo sería compartirlo! ¿Cómo? Lxs invito a subir una foto del esquema final al que llegan a través de Instagram con el hashtag #desafíoemprendedor. ¿Hay premio? Sí, claro que hay premio! Un hemisferio creativo más entrenado, más despierto para encontrar ideas en nuestro entorno y en nuestro interior y obviamente, una buena excusa para presentar nuestras marcas de una manera diferente. 🙂
A mover esas ideas! Abrazo emprendedor!